jueves, 29 de octubre de 2009

Tentación

Y ahí estabas tú... apoyado contra la pared, con tu media sonrisa, esa que me derretía por dentro, mirándome con aquellos ojos del color del chocolate.
Mis dedos dudaban sobre el picaporte de la puerta de tu habitación. Si me quedaba, sufriría otra vez. Si me iba, quizás no te volvería a ver.
Tu mano acarició mi cintura y subió poco a poco hasta mi cuello, donde tus labios se dejaron caer.
Mi mente no dejaba de gritarme. No, no, no, otra vez no... Sé fuerte, resiste, vete, abre la puerta Charlotte, ¡ábrela y vete!
Cerré los ojos y dejé que pasase lo que debía pasar.

Cuando volví ha abrir los ojos, mi cabeza descansaba sobre tu torso desnudo. Tus ojos me observaban y tu dulce voz dijo algo así como 'Buenos días muñeca'.

lunes, 19 de octubre de 2009

Vino sobre la alfombra

Tu suspiro final asesinó mi alma. La copa que sostenía se fue resvalando poco a poco, hasta chocar al fin contra el suelo, esparciendo todo el vino que contenía por aquella antigua alfombra. Mi mirada buscaba la tuya, tus ojos apuntaban a la gran ventana. ¿Cómo podía ocurrir aquello? ¿Cómo podía pasar a ahora?
- No... no es posible... no...

- Lo siento K, pero las cosas son así... no puedo hacer nada.

Tus labios rozaron con dulzura mi frente, y bajaron lentamente hasta mis comisuras, acariciandolas; mientras mis lágrimas empezaban a caer imparables por mis mejillas. Mis oidos escucharon aquellas dulces palabras que siempre me decías antes de dormir...
Ahora, observo como tu avión despega, destino a tu nueva vida, allí donde yo no encajo.

jueves, 15 de octubre de 2009

Noches en vela

Un relámpago cruzó la oscura noche de aquella horrible ciudad.

Miré hacia abajo, vi luces, carteles, coches, ruido, música, gentío... Pero ninguna de aquellas personas eras tú.

Estabas lejos, perdido en alguna parte de un mundo al que no pertenezco. Un mundo que creí que fué mio, pero tan solo estaba de paso.

Soñaba con que llamarías a la puerta, sonriendo y empapado por la lluvia, pero mi timbre jamás sonó.

Y ahora estoy aquí, apoyada contra la puerta de cristal que da a la terraza, rodeada por la manta morada, sí, esa que tantas veces compartimos en nuestras eternas noches, abrazando aquel peluche que conseguiste para mí...

Aun que no estés fuera, creo verte, abrazando a otra mujer; ella... la nueva dueña de tu corazón...
El cristal está empañado, pero no estoy segura si es de la lluvia o de las lágrimas que recorren mis mejillas al recordar que ya no estás a mi lado.

Dedicada a mi niña favorita <3